viernes, 20 de agosto de 2010

LOS PAISAJES DE LA CIUDAD DE SAN SALVADOR EN EL SIGLO XX

El término de paisaje en la ciudad, viene siendo una expresión visible de su complejidad que se manifiesta atreves de los diversos elementos que la configuran. Dicha expresión obedece a las necesidades y mutaciones continúas que parten de la evolución del territorio, creando una relación de adaptación que se juega el papel de identidad. Esta situación se vive a lo largo del siglo XX en San Salvador, denominándola como una ciudad con historia, llena de escenas socioculturales que han marcado la imagen urbana con símbolos y elementos en los cuales la sociedad puede identificarse.

La presente reflexión, trata ideas del paisajismo de ciudad, dándoles un enfoque histórico-urbanístico-cultural, a las respuestas de cómo las diversas escenas de la historia han marcado identidad en la sociedad salvadoreña durante el periodo de un siglo. Se expone la idea de un panorama cambiante de la ciudad de San Salvador, reflexionando acerca del proceso histórico de la transformación del paisaje urbano en la configuración de la ciudad que ha surgido a lo largo del siglo XX, mostrando los diversos enfoques que se le ha dado. Seguido de un segundo bloque, que presenta el concepto de la imagen simbólica de la ciudad, las diversas percepciones que se tienen de ella y elementos que han llegado a identificarla en el proceso histórico del siglo XX.


EL PANORAMA DE UNA CIUDAD CAMBIANTE

San Salvador a lo largo del siglo XX, ha experimentado una transformación curiosa y peculiar. Ha dejado la imagen valiosa de peso histórico fuera del desarrollo de la ciudad, debido a que ha ido creciendo y expandiéndose como telaraña, con nuevos desarrollos industriales y urbanos que van de acuerdo a una lógica económica, aunando el simbolismo y la cultura. “Aquí es donde los individuos socializan, se apropian y transforman la ciudad adaptándola a sus valores objetivos y subjetivo, construyendo sus propias referencias culturales”. (Campos, 2003).

La ciudad de San Salvador vivió cinco expansiones territoriales durante el siglo XX, donde se destacan diversos escenarios que comienzan a dar giros a la evolución de la ciudad. Según América Rodríguez, estos “fueron escenarios de los procesos socioculturales que definieron las identidades urbanas y las características fundamentales del perfil del territorio: una ciudad segmentada y por ello débilmente proyectada hacia su rico pasado cultural.” (Rodríguez; 2002)
Durante la primera expansión, entre los años 1870-1912, el centro histórico fue el protagonista de nuevas imágenes urbanas. Un buen clima económico perduraba, debido a conciliación de los liberales y la producción del café. Las elites urbanas comenzaron a importar el estilo moderno europeo sobre las calles del centro histórico, que para ese entonces, se consolidaba como la zona de poder político y económico de San Salvador. Una nueva imagen de la ciudad se comenzó a percibir con la arquitectura y un simbolismo de poder que se le dio a esta zona.

En la segunda expansión entre 1927-1944, el centro histórico comienza a tener una serie de cambios funcionales debido a la llegada del régimen militar al poder. Aunque todavía seguía siendo sede del Gobierno, había dejado de ser una zona residencial. Se empieza a ver una delimitación urbanística de las clases. Algunos sectores de alto ingreso emprendieron a desplazarse a otros puntos de la ciudad. La nueva imagen urbana se comienza a visualizar en la zona poniente, comenzando con la Colonia Flor Blanca. La construcción de la Doble Vía, la ruta que va entre la Alameda Roosevelt, el Paseo General Escalón y la Avenida Manuel Enrique Araujo, dio la pauta a la construcción de calles anchas de doble circulación que alcanzaba nuevos límites de conexión entre San Salvador y otras ciudades vecinas. La aparición de nuevos iconos urbanos fuera del centro histórico, tales como el Estadio Flor Blanca y el Monumento al Salvador del Mundo, dieron el reflejo del comienzo en la búsqueda del desarrollo urbanístico que estaba tomando la ciudad.

Durante el tercer periodo de expansión, entre 1948-1960, se percibe una imagen de modernización y crecimiento económico en la ciudad. El centro histórico paso a ser la sede de actividades comerciales y financieras más importante de San Salvador. La inmigración de los sectores rurales hacia la ciudad comienza a apropiarse de los alrededores del centro, tomando los inmuebles abandonados para convertirlos en mesones. Al mismo tiempo, se construía el Boulevard del Ejército Nacional, “corredor que da cabida a la zona industrial de la ciudad, como evidencia del proceso de industrialización al cual estaba empezando a meterse el país.” (Herodier, 1997) Surge la primera Escuela de Arquitectura en el país, la cual marca el inicio de nuevas oportunidades urbanísticas que la ciudad comenzaría a tener.


En la cuarta expansión, durante el periodo de 1960-1980, se sigue visualizando la evolución de un desarrollo modernista en el crecimiento territorial de San Salvador. Los arquitectos nacionales empiezan a tener fuerza con la aparición de nuevas edificaciones. Comienzan a surgir sobre las periferias de la ciudad colonias urbanísticas importantes, teniendo una mayor concentración en dirección hacia el volcán de San Salvador y la zona de Soyapango. La imagen urbana se va ampliando con la construcción del Boulevard de Los Héroes, la Autopista Sur y la Alameda Juan Pablo II. A la vez, aparecen escenarios colectivos: Metrocentro, la Fuente Luminosa, el Estado Cuscatlán, el Mercado Central y la Feria Internacional, como necesidad al ordenamiento comercial y cultural por el cual la ciudad estaba pasando, debido al incremento migratorio del campo a la ciudad que se vivía en esa época. La estética de la ciudad se visualizaba en una imagen abierta, influenciad por elementos de la ciudad jardín y la arquitectura europea.

A finales de este periodo, “la dinámica de expansión territorial comienza a tener un descenso en el radio urbano debido a la crisis política y el estallido de la guerra civil.” (Herodier, 1997) Se edifica la torre democracia, calificándola como icono ofensivo a causa de la situación que se estaba viviendo. Este periodo creó un estancamiento en el desarrollo urbanístico durante los próximos 20 años, retomándolo nuevamente a partir de los años 90s’.

Este último periodo de la expansión, entre 1992-2000, se da a partir de los acuerdos de paz, hecho que permite la reactivación del desarrollo urbano de San Salvador. La ciudad presenta un escenario dañado y desgastado debido al impacto causado por la guerra que se dio en los últimos años, siendo el centro histórico una de las zonas más afectadas. A partir de aquí, se propone la reedificación de los inmuebles dañados de la ciudad implementado campañas de rescate al centro histórico.

El paisaje cotidiano de la ciudad después de la guerra civil, muestra una imagen de seguridad propia, reflejada por elementos que limitan y protegen el territorio individual con el de los demás. Aparecen los pasos a desnivel en los rodajes de la ciudad como propuesta al nuevo desarrollo que se comenzaría a vivir a finales del siglo.

De esta manera se puede decir que el paisaje dentro de San Salvador durante el siglo XX ha tenido un cambio directamente proporcional a su crecimiento poblacional y el tiempo transcurrido, sin olvidar las influencias propias de cada etapa, y estas han dejado una amplia variedad de iconos y escenarios simbólicos que se han encargado de darle identidad a San Salvador.


LA IMAGEN SIMBOLICA DE LA CIUDAD

San Salvador en el siglo XX, se ha presentado como una “metaestructura urbana.” (Valladares, 2009) Aquí es donde en la ciudad, se derivan aquellas dinámicas específicas que exponen la calidad de su imagen de acuerdo a los elementos que han surgido como consecuencias de una mutación estructural y cultural en las diferentes épocas.

Durante este periodo, San Salvador se convierte en un verdadero escenario de exposición, dándole diversas lógicas de percepción a las escenas que la ciudad nos ha presentado, “con aquello que nos es accesible y hace conocer todo un reconocimiento [...] incorporando el tiempo y el movimiento a la experiencia del espacio dentro el paisaje urbano.” (de Solá, 2001)

A pesar de todo, cuando se alude a una imagen simbólica en la ciudad de San Salvador, pueden salir elementos que tengan un significado colectivo, sin importar lo bueno o malo que sean. Sin embargo, no todos los iconos y escenarios que en ella se presentan son simbólicos, puesto que no todos han tenido una necedad en la sociedad.

La arquitectura ha sido la rienda de dicha exhibición. Un ejemplo de ello es la torre democracia, que a pesar de ser un icono paisajista inevitable de ver, modifica el perfil de la ciudad, sin importar el significado histórico que se le ha atribuido. Escenarios como las plazas del centro histórico, contrastan en la percepción que generan en el tiempo, puesto que de día han sido imágenes llenas de vida en donde se enfatizan las actividades cotidianas, y de noche se convierten en imágenes en pausa dándole protagonismo al valor de su entorno.

En fin, la imagen simbólica de la ciudad se centra en lo que la colectividad quiera percibir, puesto que la memoria recuerda lo que ella quiere, no lo que necesariamente tiene que.

Los diversos paisajes urbanos que se han venido exhibiendo a lo largo del siglo XX en la ciudad de San Salvador, han logrado definir ciertas elementos dentro de la expansión de la configuración territorial como entes, que en algún momento histórico han identificado a la colectividad en la cotidianidad, definiendo la calidad de la imagen urbana y cultural de San Salvador. Sin embargo, no todos los elementos han logrado poseer un mismo valor simbólico, puesto que factores de tiempo y movimiento han influido en la percepción del paisaje que identifican a estos escenarios e iconos dentro de la ciudad.

En la ciudad es difícil hacer un paisaje absoluto puesto que aunque se reconozca el escenario, dejándose llevar por diversas percepciones que interpretan la morfología que hay en él, definiendo al todo como una identidad segmentada. Es por ello de la necesidad de encontrar una expresión para entender la ciudad por medio de una matriz conceptual que identifique la composición de esos elementos que hacen ciudad, logrando así una lectura integral de la reinterpretación de aquellas dinámicas que hacen difícil entender la simbiosis de la ciudad.


BIBLIOGRAFÍA:

Campos Reyes, O; 2003; “Revista Bitácora Urbano Territorial, Del Paisaje a la Ciudad”; vol. 1; Universidad Nacional de Colombia; Bogotá; pp.47

Rodríguez Herrera, A; 2002; “Historia Urbana 1900-1940”; 1ª. Edición; CONCULTURA; San Salvador

Herodier. G; 1997;”San Salvador el esplendor de una ciudad 1880-1930”; ASESUISA; San Salvador

Valladares, C; Salcedo, N; “Metaetructura urbana dinámica: teoría del reconocimiento y diagnostico urbano”; Lima, Perú

De Solá-Morales, I; 2001; “ANNALS”, art.07; estaB; Barcelona; pp. 1-3

Marroquín, F; 2009; San Salvador de Ayer [en línea]; url: [ref. 27 de Junio de 2010]

Acosta, P; 2010; San Salvador en Planos [en línea]; url: [ref. 27 de Junio de 2010]

M, A; 2006; San Salvador en Planos [en línea]; url: [ref. 28 de Junio de 2010]

Artículo Escrito por Delmy Machado para la cátedra de Análisis Historico V del Departamento de Organización del Espacio (DOE), Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Centroamericana (UCA).
El Salvador Junio 2010

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